¿En qué mundo loco vivimos? – Reflexiones de Mariano Merino

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Este mundo es una locura; no es que esté mal diseñado, no. Es que su diseño es una verdadera locura… o un verdadero derroche de creatividad punk. El que lo haya hecho, si es que existe, debe haber quedado con un dolor de cabeza de dimensiones cósmicas, y sus ojos aún deben moverse en círculos espirales como en los cómics.  Y no es para menos.

Para empezar, vivimos en un mundo real sin que seamos capaces de definir lo que es realidad. Cada vez más crece la percepción de que la tal realidad no existe. Por ejemplo, decimos que vivimos en 3 dimensiones (una de las cuales es el espacio-tiempo) y es verdad. Pero ¿sabemos por qué? En realidad, existen 11 dimensiones (Penrose y Hawkings lo explican maravillosamente en sus libros de divulgación, y crean la imagen de las dimensiones como si fueran las hojas de un libro), pero solamente una, la 3a, cumple las condiciones para crear y mantener estable un sistema, como lo es nuestro Universo. En otras palabras, en otra dimensión simplemente no existiríamos. ¿Existen seres en esas otras dimensiones? Posiblemente, nadie lo puede asegurar, pero en todo caso serían muy diferentes a nosotros y de vidas muy fugaces. Serían verdaderos estallidos de luz u otra manifestación energética. Todo esto ya es de por si una locura.

Imaginen un mundo en que dos dimensiones se junten, la nuestra y otra, pero que una de sus variables, el espacio-tiempo, fuera diferente (el de ellos mucho más lento que el nuestro, por ejemplo). Si los pudiéramos ver, los veríamos como congelados; gente caminando pero sin moverse. Un niño saltando, pero lo veríamos en el aire. Y si cometiéramos el error de tocarlos, cometeríamos un «asesinato dimensional» porque se desintegraría en un estallido luminoso, en virtud de la diferente variable espacio-tiempo que ocupamos, pese a que las otras variables fueran las mismas. Por su parte, en la dimensión del asesinado, la gente vería que el señor/a desaparece en un estallido luminoso. Imaginen que eso sucede en medio de un campo de fútbol, en un partido de esos de finales… Todo el estadio se transformaría en un solo grito de sorpresa y horror. Más locuras.

Suceden cosas en forma paralela, o simultánea. Pero algunas son casualidades (existen dentro de nuestros patrones de comportamiento) y otras son sincronicidades (existen en patrones distintos). Algunas podemos anticiparlas, pero las otras es imposible, se resisten a ser dimensionadas en términos de probabilidades. Y sin embargo, viven y coexisten en nuestro mundo newtoniano y secuencial. El clima es un ejemplo, la bolsa de valores es otra. Son fenómenos sincrónicos, no casuales, y se rigen por las matemáticas de la Teoría del Caos, no las que conocemos normalmente. Más locuras en nuestro restringido inventario vivencial.

Las partículas mínimas se mueven en otro mundo, el cuántico. Sin embargo, estamos hechos de esas partículas. Según el Principio de Heisenberg, una partícula puede estar en 2 lugares distintos al mismo tiempo. ¿Significa que nosotros, que estamos hechos de partículas, tenemos la misma capacidad? ¿Tan fácil sería para un reo escaparse de su cárcel? Siguen las locuras.

Luego, vienen fenómenos como la consciencia, los sentimientos, los sueños, y similares. ¿De qué material están hechos? El alma ¿tiene peso? Cuando morimos ¿dónde se van? ¿Vuelven reencarnadas? ¿Cómo eligen la nueva envoltura cárnica? ¿Es posible reencarnarse en un sapo o en una tortuga? Locuras, locuras, locuras….. Es un mundo loco, pero fascinante. Les ruego un poco de respeto a ese creador, si existe, y un poco de pena, porque el esfuerzo de hacer las cosas tan complicadas debe haberlo vuelto loco a él.  Es un mundo fascinante, y es en el que vivimos.

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