Tengo 38 años. Nací en Manresa y vivo en Munich (Alemania) hace tres años. Soy doctor en Físicas. Soy director del Instituto Max Planck de óptica cuántica. Estoy casado. Tengo tres hijos (de 11 años a dos meses). Soy progresista y creyente no practicante. Colaboro con el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) como profesor visitante
-Qué investiga usted?
-La computación cuántica.
-Ah… Y… ¿qué es eso?
-Un nuevo modo de computar: permitirá cálculos que hoy resulta imposible hacer.
-¿Qué tipo de cálculos?
–Predecir cómo se comportarán los materiales en determinadas condiciones…
-¿Y hoy no podemos calcular eso?
-Imposible. Son cálculos que exigirían una memoria tan enorme de un ordenador convencional que… ¡ni implicando a todos los átomos del universo la alcanzaríamos!
-¿Y qué distingue a un ordenador cuántico de un ordenador convencional?
–Los ordenadores convencionales son cada día más rápidos, pero siempre proceden igual: Pentium II, III, IV… ¡Es un tren que cada vez corre más! Pero por mucho que corra, jamás será capaz de hacer esos cálculos.
-¿Y un ordenador cuántico sí podrá?
–Sí, pues ya no será un tren: ¡será un avión! Opera con otras leyes de la naturaleza: las que siguen la luz, los láseres…
-¿Cómo es un ordenador cuántico?
–No cabría en esta habitación. No tiene pantalla, ni teclado: hay láseres, cámaras de vacío, osciloscopios, mesas ópticas, lentes… ¡Hay mucho dinero invertido para lograr construir el primero!: competimos en esto Europa, Estados Unidos, Japón y Australia.
-¿Quién lo conseguirá?
–Yo espero que nosotros logremos pronto un pequeño ordenador cuántico de 50 q-bits: su capacidad de cálculo revolucionará todos los ámbitos de la tecnología…
-¿Y cómo se metió usted en esto?
–En los años 90, el ordenador cuántico era una especulación teórica. Nadie sabía si era posible construirlo y cómo, hasta que un colega y yo demostramos matemáticamente que sí se puede construir y cómo hacerlo.
-¡Enhorabuena! No me extraña que le fichase el prestigioso Instituto Max Planck…
-Es muy exigente, muy elitista, volcado en investigación científica básica de alto nivel. Max Planck fue el descubridor de la mecánica cuántica, en el año 1900…
-¿Y qué estudia la mecánica cuántica?
-Fenómenos que las anteriores leyes de la física no explicaban, leyes nuevas que sigue la materia a escala atómica: las insólitas propiedades de los átomos en ciertos casos.
-¿Insólitas?
-Sí. Estudiamos, por ejemplo, qué sucede con los átomos a muy baja temperatura, muy cerca ya del cero absoluto (-273ºC)…
-¿Y por qué no los llevan al cero absoluto?
-Es imposible: implicaría que todo está ya muerto, detenido, toda la energía disipada… Y, por el simple hecho de estar nosotros aquí presentes, eso no puede ser.
-Ah. ¿Y qué pasa cerca del cero absoluto?
-Los átomos dejan de moverse… y empiezan a pasar cosas raras: grupos de átomos se ponen a hacer cosas simultáneamente. O, en otros casos, no hay dos que hagan lo mismo.
-Perdone: ¿y qué utilidad tiene todo esto?
–Permitió el desarrollo de transistores, televisores, semiconductores, superconductores, láseres, física nuclear… Pero un científico básico investiga por ansia de conocimiento, no persiguiendo utilidades inmediatas.
-Pues explíqueme cosas curiosas que conozca de la materia a esas microescalas…
–Allí, una partícula o un átomo presentan a la vez (¡oh paradoja!) una propiedad y su contraria. Así, algo puede ser a la vez blanco y negro. O estar vivo y muerto a la vez.
-Cuesta de comprender…
–Estamos ya intentándolo a escala orgánica: ¡lograr un virus… vivo y muerto a la vez!
-¡…!
–Y hay más: una partícula (o un átomo) puede estar presente en dos lugares a la vez.
-¿El don de la ubicuidad?: ¡milagro!
–Induces una propiedad en un átomo… y descubrimos que otro átomo distante la adopta, idéntica, instantáneamente. ¡Y aunque esté a miles de kilómetros!
-¿Cómo se explica esto?
-¡Ah, así son las leyes de la materia a esas escalas, sencillamente! Ya hemos teletransportado propiedades de un átomo a otro. Y le avanzo que, en menos de un año, teletransportaremos ¡millones de átomos! a una distancia de ¡varios centímetros!
-¡Qué noticia! Nos pone en puertas del teletransporte de cuerpos de Star Trek…
–No, eso lo veo imposible…
-¿De qué servirá todo esto, pues?
–Computación, transmisión criptada de datos, comunicaciones más eficaces…
-¿Y explicarían estas propiedades raras de la materia ciertos fenómenos paranormales?
-Un día conoceremos las leyes que explicarán fenómenos que hoy todavía llamamos milagros.Yo no investigo ese campo, pero conozco colegas que están haciéndolo.
-Es un territorio fascinante…
–Lo es: en él, una moneda cae de cara y de cruz a la vez. Pero sólo si no la miras: en cuánto la miras, la moneda aparece en cara (o en cruz, impredeciblemente)…
-¿La mera observación altera lo observado? Eso es como decir que observar es crear…
–Se abren cuestiones filosóficas, es cierto… Habrá que investigar en qué instante observamos, o sea, cuándo hay observación. En suma: qué papel tiene la conciencia en esto.
-La conciencia… ¿modifica la materia?
–Quizá estemos redescubriendo siempre lo mismo, lo que ya ciertos místicos conocieron por otra vía, una vía no científica…
-La lógica de lo macroscópico se resiste…
–Hasta Einstein murió sin aceptar esas leyes: «¡Dios no juega a los dados!», sentenció. Pero hay que aceptar la naturaleza como es.
-Y ¿cómo es la naturaleza?
–Rara
Que interesante! esto esta genial!