¿Por qué las grandes corporaciones insertan la meditación entre sus prácticas laborales?

Cuando la gente pregunta “¿Por que medita usted?” la respuesta es automática: porque logra que la mente sea más lúcida. Meditar es tener más energía y mejor salud, ser más eficientes y disfrutar más de la vida. Sentirse relajado, consciente, es el equivalente mental de estar en forma y tener buena salud física. ¿No es éste el perfil de un trabajador, de un vendedor, de un ejecutivo soñado? Por eso las grandes empresas han adoptado la meditación en sus prácticas laborales. Si las empresas grandes lo hacen ¿por qué no las pequeñas y medianas? Porque todavía están bajo la idea errónea de que “eso es para los grandes” o “aquí eso no resultaría”. La buena noticia es que los que se han atrevido han visto recuperada con creces su inversión con mayores ventas, mejores negociaciones, mejor ambiente laboral, mayor satisfacción de sus clientes. Todo eso significa mayores utilidades.


Generalmente la gente medita por una razón específica: curar una enfermedad, salir del círculo vicioso del estrés, estudiar mejor, mejorar su rendimiento laboral, mejorar la calidad de sus decisiones, aumentar la autoestima, dejar de fumar, curar el insomnio. Los propósitos son muchos y a todos ayuda el meditar. ¿Cura el cáncer? No, pero ayuda mucho como un apoyo en el proceso de tratamiento o curación de enfermedades de difícil pronóstico, así como en los procesos terminales de un paciente desahuciado. ¿Por qué? Porque actúa en la mente de la persona, y todo lo que nos sucede tiene origen en la mente, en la actitud con que se enfocan las cosas en el mundo personal y laboral.

La meditación no tiene nada de magia, pese a que la presentan de esa manera. No tiene nada de mística, pese a que nació al amparo de las ideas del budismo hace 2.500 años y más. La meditación solamente es el proceso de volver al estado de quietud natural de la mente, de manera que nos permita vivir con serenidad nuestra realidad laboral, personal y social. Una persona serena, tranquila, lúcida, es una persona que vive en estado meditativo.

La gente medita por muchas razones. Veremos brevemente cada una de esas motivaciones.

Descansar: Después de años de tensión crónica, muchas personas pierden la capacidad de relajarse y dormir bien. Se llenan de dolores de espalda, “nudos”, y recurren a prácticas de masajes para anularlos, pero no lo logran porque el problema no es muscular ni posicional, es mental. La incapacidad de relajarse conduce a una pobre calidad de vida y a la disminución de los niveles normales de salud, con el correspondiente efecto en la productividad personal y laboral. La meditación nos relaja, y al hacerlo destensamos los músculos y nos deshacemos de las preocupaciones que causaron la tensión.

Salud: Hay cientos de estudios médicos que aseguran que la meditación es buena para la salud. Los efectos más comunes son los siguientes:

Disminuye la presión arterial alta. Al aflojarse la tensión muscular, el cuerpo se vuelve más flexible y el corazón no tiene que bombear con tanta fuerza para enviar la sangre a través de venas y arterias. La sangre se hace más líquida cuando nos relajamos.

Abre los conductos respiratorios cerrados. Resulta particularmente buena para personas asmáticas y alérgicas (fiebre del heno) y para personas que se desenvuelven en ambientes agresivos, con polvo en suspensión (construcción, molinos, moledoras).

Aumenta la circulación de la sangre (aparato digestivo, el cerebro). El meditar provoca la distensión muscular lo que aumenta la circulación sanguínea con la consiguiente oxigenación.

Tiene efectos drásticos sobre la actividad hormonal. Las personas que meditan son como las personas que están en muy buenas condiciones físicas, parecen más jóvenes de lo que son en realidad por su edad.

La meditación equilibra la actividad de los hemisferios izquierdo y derecho. Cada uno de los hemisferios del cerebro gobierna la coordinación motora del lado opuesto del cuerpo. El meditar logra un equilibrio en el funcionamiento de los hemisferios, con la consiguiente ganancia de eficiencia cerebral y emocional. La persona que medita es capaz de pensar con claridad y mantener sus emociones controladas.

Indicaciones sobre la salud en general. La evidencia médica sugiere que la meditación resulta eficaz en los casos de estrés, insomnio, migraña, asma, dolor crónico, hipertensión, alergia o recuperación después de una enfermedad. Todas esas afecciones son causas importantes de pérdidas de productividad laboral y mala calidad de vida personal y social

Paz interior y armonía: El meditar trae como resultado el adquirir capacidad de serenarse y lograr quietud y paz mental. Equivale a los momentos en los que disfrutamos de la belleza de la naturaleza o jugamos con nuestra mascota: el miedo y la rabia quedan en suspenso, aún si el día haya sido malo. Incluso el dolor crónico parece más tolerable.

Concentración: La tensión mina nuestra capacidad de concentración; el meditar nos prepara para concentrarnos en una cosa cada vez. Nos enseña a borrar las preocupaciones triviales y las obsesiones improductivas, a priorizar equilibradamente, a ser efectivos.

Mejora el rendimiento: El meditar prepara a la mente y al cuerpo para los grandes desafíos competitivos, en el mundo empresarial o de los deportes o del arte escénico. Las personas que deben enfrentar una presión lo hacen de manera tranquila, apartados de los efectos que producen las descargas adrenalínicas. Los grandes deportistas y actores llevan a cabo su actuación con gracia y facilidad, relajados, usando sólo la cantidad de energía necesaria para lo que están haciendo.

Inspiración y visión: El meditar envía el pensamiento al fondo de la mente y crea un espacio para que la inspiración aflore. Podemos soñar estando despiertos, inspirarnos, lograr que cada cual tenga sus momentos de Eureka! El meditar ayuda a solucionar problemas difíciles. No es un proceso en el que pensamos las cosas con detalle, sino que las respuestas aparecen directamente desde la intuición.

Calidad de vida: El meditar genera autoconciencia y mejora la calidad de vida porque actúa sobre las neurosis. Una persona neurótica ni siquiera se da cuenta de sus manifestaciones, encienden cigarrillo tras cigarrillo o se alimentan a toda hora o se llenan de tics nerviosos o se vuelven anoréxicas. Esas personas viven en su cabeza, se obsesionan con la idea, no con la realidad.

La meditación nos hace poner los pies en la tierra, nos sumerge en la realidad, nos pone en contacto con las sensaciones de nuestro propio cuerpo y nuestro propio entorno. Reconocer la realidad de quienes somos nos da la capacidad de hacer, de producir. La meditación puede liberar la tensión crónica acumulada durante años, aflojar las emociones reprimidas, reconquistar nuestro yo. Cuando la mente es fuerte y está tranquila, el ser humano es imbatible.

Por eso las grandes corporaciones utilizan la meditación: con su uso todos ganan, las personas y las empresas. El origen de todos los ingresos y de todos los costos son los seres humanos, no los procesos tecnológicos ni organizacionales. La meditación actúa sobre la mente del origen de los ingresos y los costos.

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