Noemí Suriol es fisioterapeuta y especialista en el Método Lenoarmi, orientado a enriquecer el desarrollo psicomotriz. El Método Lenoarmi utiliza la actividad acuática como medio lúdico para multiplicar las habilidades motrices del niño y su capacidad de reacción frente a las dificultades. El método aporta a los padres un conocimiento acerca de la conducta del niño y mediante el movimiento en el agua se establece un vínculo comunicativo y afectivo con los padres muy positivo para su desarrollo. La Dra. Suriol escribió el libro «Bebés al agua!».
-Lanza usted bebés al agua?
-Primero lanzo a los padres.
-¿No será usted peligrosa?
-Le aseguro que no, pero conseguir que la mamá o el papá se relaje con su bebé recién nacido en el agua es el paso más difícil.
-¿Y todo eso para qué?
-Para que el bebé adquiera mayor sensibilidad y conciencia corporal. La motricidad del niño en el agua se enriquece de forma muy distinta a como lo hace en la tierra, donde aprende a base de…, no sé cómo decirlo.
-¿Golpes?
-Suena un poco drástico pero sí: el suelo duro hace que los bebés tomen conciencia de su cuerpo y a partir de ahí aprendan a desplazarse. En el agua no tienen este contraste del suelo duro y su conciencia corporal, el control de su cuerpo, los reflejos, la capacidad respiratoria y el sentido del equilibrio se estimulan muchísimo.
-Si tiras al agua a un bebé, ¿nada?
-No, pero sabe bucear. Un reflejo innato le hace cerrar la glotis de manera que el agua no le entra en los pulmones.
-De ahí los partos en el agua.
-Exacto, por eso cuanto antes se meta al bebé en el agua menos extraño se sentirá. De hecho los bebés de cuatro a seis meses flotan como corchos. ¿Hace falta que le diga que todo este proceso debe hacerse con absoluto control?
-Sí.
-De acuerdo: jamás hay que dejar solo a un bebé en el agua, el contacto visual debe ser permanente y, lógicamente, si se le tira al agua de sopetón no puede reaccionar; así que estamos hablando de inmersiones suaves guiadas por los papás y bajo la tutela de un monitor. Pero, ¿sabe cuál es el problema?
-No.
-Que los padres se atrevan a bucear con su hijo. En el agua se ven claramente las inseguridades y miedos que los padres transmiten a sus hijos y que éstos acaban asumiendo.
-Usted lo que forma es a padres.
-La verdad es que para los padres es una buena escuela. En el agua tienen que tener mucha paciencia y suavidad; observar y comprender a su hijo. La comunicación entre niños y padres mejora muchísimo.
-Es casi como una terapia.
-Aprenden a diferenciar sus sentimientos de los que realmente son los de sus hijos, sus miedos de los propios. Cuanta más transparencia hay en la relación, más armonía y fluidez hay entre bebés y padres en el agua, sus movimientos se convierten en un vals. Lo más gratificante es la relación intensa de conocimiento que se crea entre padres e hijos.
-¿Y los bebés disfrutan?
-Muchísimo, les encanta el agua y la atención de su mamá o de su papá; tener ambas cosas a la vez es para ellos sublime. Pueden comprobarlo con su bebé en la bañera cuando tenga tres o cuatro meses.
-¿Qué propone?
-Primero es básico distinguir entre el baño higiénico y el baño estimulante, que no se debe realizar con jabón ni con esponja…, ni aprovechar el agua del baño.
-Entiendo, ¿qué hay que hacer?
-Llene la bañera con agua tibia tres o cuatro dedos y deje al bebé apoyado en la base… Verá cómo disfruta. Luego puede regarle los pies con el teléfono de la ducha y el bebé comenzará a mover sus piernecitas como si hiciera bicicleta, lo que significa que está tomando conciencia de que tiene pies.
-¿Y de dónde ha salido esta idea?
-Está basada en el método Lenoarmi, una palabra que significa «ley natural en orden y armonía». Es decir, a cada circunstancia y edad le corresponde un tipo de movimiento. No tiene nada que ver una embarazada con un anciano o con un ejecutivo.
-¿Los va a tirar al agua?
-En este caso les voy a enseñar a respirar y a moverse de acuerdo con su cuerpo, a saber dónde acumula cada uno de ellos la tensión y cómo deben liberarla. En ningún caso el ejercicio debe agotarnos.
-¿No me diga?
-¡Clarísimo!, el ejercicio debe darnos energía y vitalidad y no dejarnos derrotados.
-¿Quién inventó este método?
-Mi querida madre, que lo inició como una necesidad personal. Era una mujer muy emprendedora pero con la espalda destrozada. Tenía una escoliosis tremenda y terribles dolores, así que desde muy jovencita decidió investigar sobre su enfermedad.
-¿Estudió Medicina?
-Su padre no se lo permitió. Entonces se marchó de casa y se fue a París a trabajar en un hospital como ayudante de traumatólogos. Allí empezó a investigar el movimiento para poder compensar su columna.
-¿Se casó con un médico?
-No, con un ingeniero industrial. Pero los médicos le dijeron que con esa espalda no podría tener hijos.
-Pero aquí está usted.
-Mi madre tuvo tres hijos. Conmigo, que fui la primera, se pasó los nueve meses en la cama y escribió su primer libro: «El atlas de gimnasia». Con el segundo hijo sólo pasó cuatro meses en cama y con el tercero ninguno.
-¿Fue mejorando?
-Sí, con sus movimientos siempre ligados a la respiración poco a poco mejoró su nivel de oxigenación y fue compensando su espalda. Falleció hace seis años de un cáncer y cuando le hicieron la autopsia el forense se sorprendió de que con esa columna hubiera podido trabajar hasta el final de sus días.
-¿Y cuál fue el primer bebé que lanzó al agua?
-La piscina de su escuela la inauguró mi hermano pequeño con un mes de vida.
doctora? no se
¡Excelente artículo!
Hoy, un padre en el parque me ha hablado muy bien del libro «Bebes al agua» y ahora ya tengo una mejor idea de que se trata. Me gusta mucho la mentalidad de Noemí Suriol y la forma que tiene de acompañar al desarrollo de los bebés.
Lo comparto en mi página de Facebook.
Gracias.