¡Bebés al agua! – Entrevista a Noemí Suriol Puigvert, fisioterapeuta y neuróloga infantil (La Vanguardia, 060602)

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Noemí Suriol es fisioterapeuta y especialista en el Método Lenoarmi, orientado a enriquecer el desarrollo psicomotriz. El Método Lenoarmi utiliza la actividad acuática como medio lúdico para multiplicar las habilidades motrices del niño y su capacidad de reacción frente a las dificultades. El método aporta a los padres un conocimiento acerca de la conducta del noemisuriolniño y mediante el movimiento en el agua se establece un vínculo comunicativo y afectivo con los padres muy positivo para su desarrollo. La Dra. Suriol escribió el libro «Bebés al agua!».


-Lanza usted bebés al agua?

-Primero lanzo a los padres.

-¿No será usted peligrosa?

-Le aseguro que no, pero conseguir que la mamá o el papá se relaje con su bebé recién nacido en el agua es el paso más difícil.

-¿Y todo eso para qué?

-Para que el bebé adquiera mayor sensibilidad y conciencia corporal. La motricidad del niño en el agua se enriquece de forma muy distinta a como lo hace en la tierra, donde aprende a base de…, no sé cómo decirlo.

-¿Golpes?


-Suena un poco drástico pero sí: el suelo duro hace que los bebés tomen conciencia de su cuerpo y a partir de ahí aprendan a desplazarse. En el agua no tienen este contraste del suelo duro y su conciencia corporal, el control de su cuerpo, los reflejos, la capacidad respiratoria y el sentido del equilibrio se estimulan muchísimo.

-Si tiras al agua a un bebé, ¿nada?

-No, pero sabe bucear. Un reflejo innato le hace cerrar la glotis de manera que el agua no le entra en los pulmones.

-De ahí los partos en el agua.

-Exacto, por eso cuanto antes se meta al bebé en el agua menos extraño se sentirá. De hecho los bebés de cuatro a seis meses flotan como corchos. ¿Hace falta que le diga que todo este proceso debe hacerse con absoluto control?

-Sí.

-De acuerdo: jamás hay que dejar solo a un bebé en el agua, el contacto visual debe ser permanente y, lógicamente, si se le tira al agua de sopetón no puede reaccionar; así que estamos hablando de inmersiones suaves guiadas por los papás y bajo la tutela de un monitor. Pero, ¿sabe cuál es el problema?

-No.

-Que los padres se atrevan a bucear con su hijo. En el agua se ven claramente las inseguridades y miedos que los padres transmiten a sus hijos y que éstos acaban asumiendo.

-Usted lo que forma es a padres.

-La verdad es que para los padres es una buena escuela. En el agua tienen que tener mucha paciencia y suavidad; observar y comprender a su hijo. La comunicación entre niños y padres mejora muchísimo.

-Es casi como una terapia.

-Aprenden a diferenciar sus sentimientos de los que realmente son los de sus hijos, sus miedos de los propios. Cuanta más transparencia hay en la relación, más armonía y fluidez hay entre bebés y padres en el agua, sus movimientos se convierten en un vals. Lo más gratificante es la relación intensa de conocimiento que se crea entre padres e hijos.

-¿Y los bebés disfrutan?

-Muchísimo, les encanta el agua y la atención de su mamá o de su papá; tener ambas cosas a la vez es para ellos sublime. Pueden comprobarlo con su bebé en la bañera cuando tenga tres o cuatro meses.

-¿Qué propone?

-Primero es básico distinguir entre el baño higiénico y el baño estimulante, que no se debe realizar con jabón ni con esponja…, ni aprovechar el agua del baño.

-Entiendo, ¿qué hay que hacer?

-Llene la bañera con agua tibia tres o cuatro dedos y deje al bebé apoyado en la base… Verá cómo disfruta. Luego puede regarle los pies con el teléfono de la ducha y el bebé comenzará a mover sus piernecitas como si hiciera bicicleta, lo que significa que está tomando conciencia de que tiene pies.

-¿Y de dónde ha salido esta idea?

-Está basada en el método Lenoarmi, una palabra que significa «ley natural en orden y armonía». Es decir, a cada circunstancia y edad le corresponde un tipo de movimiento. No tiene nada que ver una embarazada con un anciano o con un ejecutivo.

-¿Los va a tirar al agua?

-En este caso les voy a enseñar a respirar y a moverse de acuerdo con su cuerpo, a saber dónde acumula cada uno de ellos la tensión y cómo deben liberarla. En ningún caso el ejercicio debe agotarnos.

-¿No me diga?

-¡Clarísimo!, el ejercicio debe darnos energía y vitalidad y no dejarnos derrotados.

-¿Quién inventó este método?

-Mi querida madre, que lo inició como una necesidad personal. Era una mujer muy emprendedora pero con la espalda destrozada. Tenía una escoliosis tremenda y terribles dolores, así que desde muy jovencita decidió investigar sobre su enfermedad.

-¿Estudió Medicina?

-Su padre no se lo permitió. Entonces se marchó de casa y se fue a París a trabajar en un hospital como ayudante de traumatólogos. Allí empezó a investigar el movimiento para poder compensar su columna.

-¿Se casó con un médico?

-No, con un ingeniero industrial. Pero los médicos le dijeron que con esa espalda no podría tener hijos.

-Pero aquí está usted.

-Mi madre tuvo tres hijos. Conmigo, que fui la primera, se pasó los nueve meses en la cama y escribió su primer libro: «El atlas de gimnasia». Con el segundo hijo sólo pasó cuatro meses en cama y con el tercero ninguno.

-¿Fue mejorando?

-Sí, con sus movimientos siempre ligados a la respiración poco a poco mejoró su nivel de oxigenación y fue compensando su espalda. Falleció hace seis años de un cáncer y cuando le hicieron la autopsia el forense se sorprendió de que con esa columna hubiera podido trabajar hasta el final de sus días.

-¿Y cuál fue el primer bebé que lanzó al agua?

-La piscina de su escuela la inauguró mi hermano pequeño con un mes de vida.


2 comentarios

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2 Respuestas a “¡Bebés al agua! – Entrevista a Noemí Suriol Puigvert, fisioterapeuta y neuróloga infantil (La Vanguardia, 060602)

  1. Bet

    ¡Excelente artículo!
    Hoy, un padre en el parque me ha hablado muy bien del libro «Bebes al agua» y ahora ya tengo una mejor idea de que se trata. Me gusta mucho la mentalidad de Noemí Suriol y la forma que tiene de acompañar al desarrollo de los bebés.
    Lo comparto en mi página de Facebook.
    Gracias.

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